Cuba : Una dictadura diferente
Por Fernando Avila I., MAPU
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El senador Patricio Walker ha declarado que “el Presidente Piñera fue claro y categórico al condenar la existencia de los presos de conciencia en Cuba y en pedir su libertad. Ojalá el gobierno de Bachelet hubiese tenido esa misma actitud” (El Mercurio, 21-03-2010), luego señaló que “condena las dictaduras de izquierda y de derecha”.
Walker en ambos casos está equivocado, en la primera desconsidera la afirmación de Bachelet, en su momento, en orden a que Cuba es una democracia diferente, si ella tiene esa idea lógicamente es atentar contra su “conciencia” demandarle algo respecto de lo cual Bachelet tiene un concepto distinto a Walker y Piñera.
Sin embargo, Bachelet, y luego Walker, tampoco tienen razón porque Cuba no es una democracia diferente, sino que es una dictadura distinta, tanto en su origen como en su quehacer al frente de su país, comparemos y veamos.
El dictador Batista huye de Cuba y con él sus “partidarios” de derecha. Tres formaciones políticas establecen y conforman el nuevo gobierno. Luego “en 1961, con el apoyo secreto de Washington, un comando anticastrista desembarcó en Bahía Cochinos, pero fue derrotado por las milicias revolucionarias”. Después de este hecho, sólo después, es proclamada la república socialista y los tres partidos deciden voluntariamente constituirse en un solo partido.
Pero hay más, el “apoyo” de Washington tenía en Cuba un largo precedente : “Cuba elaboró y promulgó su propia constitución republicana, a la cual el gobierno de los Estados Unidos impuso la llamada Enmienda Platt (1901), que le autorizaba a intervenir en los asuntos cubanos. Tomás Estrada Palma fue el primer presidente de la República (1902), y al término de su mandato los Estados Unidos hubieron de intervenir como lo harían frecuentemente hasta la abolición de la Enmienda Platt en 1934. Fulgencio Batista ocupó la presidencia de 1940 a 1944, y en 1952 efectuó un golpe militar para deponer al presidente Carlos Prío Socarrás” (todas las citas corresponden al Larousse Moderno, 1991, pág, 220, cursivas en el original).
Ahora bien, la dictadura de la derecha en Chile, que encabeza Augusto Pinochet, se entroniza por medio de un golpe militar contra un gobierno constitucional, elegido democráticamente por el pueblo.
No es en absoluto nuestra intención reabrir “heridas del pasado”, pero es necesario atenerse a los hechos, así, el senador Andrés Zaldívar ha declarado que “han estado y están contra toda dictadura”, pero es un hecho que el golpe de estado de 1973 y los primeros meses de la dictadura contaron con el apoyo formal del PDC y de la mayoría de sus miembros, fundados en su creencia (equivocada) de que Chile con el gobierno de Salvador Allende se encaminaba hacia una “dictadura marxista”. Sólo 13 destacados dirigentes DC declararon su oposición al golpe y a la recién instaurada dictadura.
Sin embargo, los porfiados hechos le dieron la razón a los 13. En efecto, al momento del golpe en Chile :
Todas estas constituyen diferencias esenciales en el origen y, especialmente, en el carácter de una y otra dictadura. En el plano económico y social ni hablar : mientras la dictadura en Cuba logra, en el marco de un país subdesarrollado, la mayor equidad en las condiciones de vida de su población, en Chile la dictadura conduce las cosas hacia la más alta inequidad y desigualdad de casi todo el continente.
Pero atengámonos a la cuestión principal que plantea Walker, los “presos políticos y/o de conciencia”. Sin siquiera hacerse cargo del hecho que el gobierno de Cuba sostiene que algunas de esas persona están presas por delitos comunes, la cuestión central es que ellas están encarceladas en virtud de las leyes cubanas y por resolución de las respectivas autoridades cubanas.
Entonces, podremos estar en desacuerdo con esas leyes, de igual modo que estamos en desacuerdo con algunas de nuestras propias leyes y disposiciones de la Constitución establecida por la dictadura (al punto que nuestro candidato planteó en la reciente campaña nueva constitución por medio de Asamblea Constituyente, con lo cual, de paso, no estuvimos de acuerdo), pero el hecho irrefutable es que las leyes en Cuba y en Chile son asunto de absoluta competencia de los cubanos y chilenos respectivamente.
Sólo atañe a las poblaciones de cada país el sistema político, las leyes e instituciones que los rigen y gobiernan, o la modificaciones que quieran establecer sobre ese tramado institucional, tal cual aconteció en nuestro país, respecto de la dictadura, a contar de la victoria en el plebiscito de 1988.
En este sentido, hasta aquí, nadie, ni lo más extremos adversarios del gobierno de Cuba han afirmado que la mayoría del pueblo cubano quiera cambiar su régimen, como sí se podía sostener con algunos años de anticipación respecto de la dictadura chilena. Todavía más, las imágenes televisivas muestran que el número de contra manifestantes de las “mujeres de blanco” son abrumadoramente mayoritarios, pues bien, en Chile, quienes nos manifestamos en las calles contra la dictadura nunca debimos a enfrentar a partidarios “civiles” del régimen, sí a las fuerzas represivas. Esto es una diferencia significativa que no se puede obviar de manera simplista.
Naturalmente cualquier persona o ente no gubernamental puede criticar lo que estime pertinente sobre cualquier país, pero otra cosa es para quienes tienen responsabilidades estatales. Así, ante los dichos del Presidente Piñera sobre Cuba, el senador Patricio Walker declara que “estas declaraciones las recibimos con mucha alegría”. Más aún, Walker señala que promovió 10 proyectos de acuerdo contra el gobierno de Cuba en la Cámara de Diputados y, ahora, se celebra de dos acuerdos adoptados por ambas cámaras.
Grave asunto por parte de ambos personeros, esto es nada menos que una injerencia estatal chilena sobre asuntos del estado cubano. Por este camino de la injerencia político-verbal se puede perfectamente, como ha ocurrido en ocasiones precedentes, llegar a la injerencia por la vía de las invasiones armadas o, al menos, prestándoles patrocinio
Todavía más, con contadísimas excepciones, la política exterior chilena se ha caracterizado por procurar mantener las mejores relaciones posibles con todos los países, independientemente de su régimen político y económico, y por su no injerencia en los asuntos internos de otros estados, condición indispensable para esas “mejores relaciones”.
Se ha dicho que desde la izquierda tenemos una postura ideológica respecto de Cuba, pues bien, aquí sólo se exponen hechos objetivos y concretos. También se ha dicho que tenemos un doble estándar, pero qué decir, entonces, de quienes no promueven ningún acuerdo para protestar ante el descubrimiento a fines del año pasado de una fosa común con cerca de 2.000 cadáveres de dirigentes sindicales y líderes campesinos asesinados por paramilitares y fuerzas especiales del ejército colombiano.
Qué decir del hecho denunciado por un analista político colombiano, en entrevista a CNN en español, de que la bancada de senadores narco y paramilitares se incrementó de 8 a 22, todos miembros de partidos que apoyan a Alvaro Uribe y, además, que éste vetó un proyecto de ley que impedía a políticos pro-narcos acceder al Congreso colombiano ?
Ahora, está acreditado que allí donde no hay hechos la CIA los inventa, tal como se constató con los argumentos fabricados para justificar la invasión a Iraq, y la mayoría de los medios de prensa internacional se hacen eco de esos montajes, esto es relevante a la hora de establecer comparaciones.
Así, a modo de síntesis, se pueden establecer las siguientes diferencias entre Cuba y la dictadura de Pinochet :
Fernando Avila I. es un analista político con el Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU). El MAPU fue un partido político de izquierda chileno que se formó de la escisión de un sector rebelde de la Democracia Cristiana.
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APENDICE / ADDENDUM
PARTIDO DEMÓCRATA CRISTIANO
Provincia Santiago Oeste
Lo Prado – Cerro Navia – Quinta Normal
Lo Prado 25 de Marzo, 2010
DECLARACION PÚBLICA
La directiva provincial de Santiago Oeste del Partido Demócrata Cristiano, en conjunto con otros militantes, ante el bochornoso y mediático episodio provocado por los nuevos tres senadores DC, Rincón, Zaldívar y Walker en contra de Cuba, y en perjuicio de la identidad democratacristiana, manifestamos nuestro más absoluto rechazo a dicha actuación y repudiamos además que se intente representar al Partido Demócrata Cristiano en materias que no se les ha otorgado ninguna delegación.
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